Las formas de juego y entretenimiento de los niños ha cambiado mucho en estos últimos años. A principios del siglo XX los niños aún jugaban en el parque, la calle o la plaza con objetos del entorno, realizando juego simbólico o con juguetes sencillos hechos de forma artesanal.
Sin embargo, actualmente los niños son mucho más sedentarios, ya no salen tanto a jugar fuera de casa.
Son varios los factores que influyen en el descenso de la actividad física desde edades tempranas.
El principal de ellos es el aumento de las tecnologías. Los niños pasan una cantidad desmesurada de horas jugando a videojuegos, viendo vídeos o viendo la televisión. Estas tecnologías no se utilizan únicamente como medio de ocio y tiempo libre, sino que están insertas en la vida del niño, siendo premio o castigo de los diferentes comportamientos que este tenga. ¿Cuántas veces hemos visto o vivido una comida familiar, en la que los niños en vez de acabar de comer e irse a jugar se sientan con el móvil de sus padres?
Otro de los factores que influyen es la exigencia en el rendimiento académico de los alumnos. Desde pequeños, ya se exige a los niños que hagan deberes o que vayan a academias de algún idioma, que les ocupa toda la tarde y nos les deja tiempo para salir a jugar y despejarse. Estas presiones académicas se van acrecentando con el paso de los años, de modo que muchos adolescentes no tienen tiempo de practicar una actividad física, ni siquiera de apuntarse a un deporte de manera extra-escolar. ¿Cuántas veces hemos visto a un niño que tiene academia de inglés y cuanto llegue a casa tiene que ponerse a hacer los deberes del colegio hasta la hora de cenar?
También tiene mucha repercusión en el sedentarismo el creciente proceso de urbanización. Se han reducido los espacios dónde jugar como campos o descampados, debido a la construcción masiva de edificios, de modo que hay algunos parques infantiles pensado para ello, pero no existe esa libertad de salir a la calle a jugar con los amigos. Además, es mucho menos frecuente el desplazarse caminando. ¿Cuántas veces hemos visto a padres llevando a sus hijos en coche al colegio que está a cinco minutos de casa?
La presión socio-cultural que vivimos actualmente también está estrechamente ligada al sedentarismo. Los niños de edades tempranas precisan de la compañía de los padres para salir a jugar fuera, pero hay muchos padres que no tienen tiempo para dedicarle a sus hijos por cuestiones personales o laborales. ¿Cuántos padres no pueden dedicarle tiempo a sus hijos, y se limitan a llevarlos a casa de la abuela y que se queden allí callados jugando con la tablet?
Con estoy no pretendo decir que debamos volver a principios del siglo XX. En mi opinión, debemos encontrar un término medio.
Las tecnologías nos ofrecen cantidad de oportunidades de aprendizaje, pero debemos saber controlarlas y emplearlas en su justa medida, limitando las horas de empleo de las mismas. También debemos intentar disminuir los periodos sedentarios prolongados, se puede practicar actividad física caminando un rato al día, simplemente, o jugando en casa con juguetes convencionales o cotidianos empleando la imaginación y el cuerpo.
Por otro lado, intentar sacar un poco de tiempo para pasar con el niño, salir al parque, montar en bicicleta, ir a pasear, pasar una mañana de fin de semana en la montaña, el campo o la playa, etc. Esto, además de influir en la actividad física, mejorará los vínculos afectivos de la familia.
Finalmente, preguntar al niño si le gusta algún deporte, haciendo que empiece a interesarse por ello. Pero no debemos caer en el error de apuntarlo a un único deporte, debemos dejar que el niño cambia, experimente, practique... Siempre pensando en lo que le gusta y es bueno y motivador para él.
Ya hablamos en la primera entrada de este blog sobre los beneficios que tiene la actividad física en el niño, así que permitamos a este la oportunidad de experimentar esos beneficios, de jugar, de experimentar, de descubrir... Y recordemos que, como dijo el filósofo inglés Francis Bacon:
"El cuerpo sano es el hospedaje del alma"